Algunos conceptos
para una perspectiva optimista de vivir la ciudad.
Durante
el siglo pasado el estudio de la ciudad se centraba en los aspectos negativos
de la experiencia de vivir dentro de un ambiente urbano, estas posturas
unificadoras y pesimistas destacaban rasgos como el desempleo, la contaminación,
el hacinamiento y el ruido, además de los conflictos sociales fruto de la
delincuencia y la explotación económica del espacio público.
Para
Páramo (2004) la ciudad debe ser estudiada como una experiencia positiva que
ofrece oportunidades para el crecimiento individual y el aprendizaje. La diversidad
de fenómenos urbanos como consecuencia de las transformaciones económicas,
arquitectónicas, tecnológicas y sociales, también son fundamentales en el
estudio de la ciudad.
Según
la teoría del lugar de Canter, éste es
construido social y psicológicamente, denota una respuesta al ambiente físico así
como una creación cultural que dota de significado el ambiente. El término ‘‘lugar’’
se entiende como la unidad de experiencia del ambiente geográfico con
dimensiones tanto individuales como colectivas compuestas por: a) las
propiedades físico-espaciales del lugar que sirven de escenario para b) las
actividades o comportamientos que allí se desarrollan y c) las
conceptualizaciones valorativas o representaciones que se generan en relación
con la ocurrencia de esas actividades y las propiedades físicas.
Dentro
de la ciudad prevalece el hogar, el vecindario, el ambiente de trabajo, el
escenario educativo y la interacción entre estos. Desde la teoría de los
sistemas de Bronfenbrenner se pueden identificar:
* Microsistemas:
escenarios más inmediatos al individuo (barrio, lugar de trabajo o estudio).
* Mesosistemas:
conexión entre diferentes escenarios, los cuales se influyen simultáneamente
(colegio de los hijos).
* Exosistemas:
influencias más externas de la conducta humana que limitan, restringen o
condicionan las posibilidades para los otros sistemas. (Patrones valorativos y
otras condiciones culturales, políticas, tecnológicas, etc.).
Otro
componente del ambiente urbano destaca los roles y reglas del lugar, los cuales
se refieren a la manera en que las personas se conciben dentro de la sociedad y
como es su manera de relacionarse con el ambiente. Las contingencias o el
aprendizaje de reglas nos permiten leer las características físicas y sociales de
un lugar que son relevantes para su funcionamiento. Así es posible asumir la
ciudad como un ambiente de aprendizaje e innovación conductual, con el fin de
facilitar y modificar las transacciones con dicho ambiente.
En
ello están involucrados dos mecanismos:
1. Los
mecanismos básicos de aprendizaje (observación, moldeamiento y aprendizaje por
consecuencias) y 2. El aprendizaje
de reglas.
Es
por esto que la ciudad también se considera un sistema de comunicaciones, lo
que permite inferir que es legible, descifrable y enseñable (simbolismos).
El control
ambiental es explicado por Páramo (2004) como eje fundamental del estudio
de la ciudad, los individuos buscan la autonomía personal y la privacidad a
sabiendas de estar en espacios públicos; aun dentro de estos se busca ejercer
control sobre lo que sea desea o no comunicar a alguien y cómo se desea
comunicar, la búsqueda de privacidad es por el control de la situación.
Las problemáticas sociales se pueden explicar
a través de esto como fenómenos psicológicos. La territorialidad por ejemplo,
es una estrategia espacial orientada a afectar, influenciar o controlar los
recursos y a las personas mediante el control sobre un área. El hacinamiento
por otra parte, puede brindar en un individuo sensación de malestar mientras
que en otro se traduce en bienestar.
En
cuanto a la identidad de un
individuo la mayoría puede decir que está formada por entidades específicas
como el género, la clase social, la raza y la religión, pero también es
necesario incluir la identidad de lugar, la cual se refiere a la identidad
personal en relación con el ambiente físico (en este caso el ambiente urbano) a
través de un patrón complejo de ideas, creencias, preferencias, sentimientos,
valores, metas, tendencias conductuales y habilidades relevantes para este
ambiente.
Valera
(2008) destaca como a través de la observación de los escenarios físicos en los
que el individuo se desarrolla de forma cotidiana se configura su identidad del
self y como determinadas áreas geográficas determinan la identidad urbana de
sus habitantes. El sentimiento de pertenencia o afiliación en un entorno
concreto significativo es muestra de ello, por eso cuando una persona se aleja
de su lugar por un tiempo prolongado, su identidad empieza a acomodarse ante
las nuevas necesidades y oportunidades del ambiente.
A
modo de conclusión es importante destacar una ciudad educadora, cuyo concepto supone la totalidad de la ciudad
como un ambiente de aprendizaje que puede organizarse para proveer
oportunidades educativas. En este punto la ciudad es contexto, medio de
comunicación, objeto de estudio, oportunidad personal y colectiva de ser
ciudadano.
Ya
que el aprendizaje es un proceso acumulativo que hace uso de las experiencias,
es lógico suponer que se aprenderá a partir del conocimiento que trae el
individuo a la ciudad y del conocimiento que se gane mientras está allí. El
interés es determinante, puesto que es más fácil aprender sobre aquellos temas en
los que se está motivado; el aprendizaje del entorno es un proceso mediado
socialmente, las personas aprenden mientras hablan, escuchan u observan a
otros.
Referencias
bibliográficas.
Páramo,
P. (2004) Algunos conceptos para una perspectiva optimista de vivir la ciudad.
Universidad del Rosario. Bogotá, Colombia.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario